miércoles, 22 de agosto de 2012

Músicos y cajeras de Mercadona

Por Enrique Blanco.

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Difícilmente revelo algún secreto si digo que en España la profesión de músico suele estar mal vista: en general padres y amigos suelen intentar desanimarte y decirte que no tendrás futuro laboral alguno.

En ese contexto y en algunos otros oigo cada vez más “vas a acabar de cajera/o de Mercadona”. Ignoro si es que Mercadona emplea más cajeras que otros supermercados o es que sus condiciones de trabajo son especialmente leoninas. Tiendo más bien a pensar que es una frase hecha.

El caso es que la frase me indigna. Comprendo la crisis (la padezco, no menos que otros) y comprendo la necesidad de buscar un buen trabajo para vivir. Pero tengo una hija que va a cumplir once años. Le quedan probablemente otros tantos (o más bien más) antes de poder pensar en que acabe los estudios. ¿De verdad tiene que pasar ventitantos años para convertirse en una pieza más del mercado laboral? ¿Ventitantos años sin darse un gusto intelectual para luego trabajar hasta los sesenta y siete? ¿Puede que entonces, en la jubilación se le permita tener alguna curiosidad?

Discrepo con tal forma de pensar. La vida es para vivirla, y el trabajo es para sufragarse la vida. Ahora dicen mucho los políticos que no estamos preparando a la gente para el mercado laboral. Quizá es que no queramos eso sino preparar personas para que vivan una vida plena, de la que el trabajo sólo sea la parte alimenticia.

Un ejemplo de las frases que suelen oírse por la televisión: “hizo la carrera de físicas y trabaja de camarero/a”. Eso me hace preguntarme si los camareros no tienen derecho a saber del funcionamiento del mundo, o si los misterios de electrones, protones y otras partículas elementales les están vedados. ¿Deben ejercer de camareros y al llegar a casa empaparse de fútbol y programas del corazón? ¿Les está permitido leer un libro o tocar un instrumento musical? ¿Pueden dedicar parte de su ocio a comprender y disfrutar su propia persona? ¿O el sino de ser camareros ya les incapacita para ello?

Queridas madres, queridos padres. Que vuestros hijos sean felices. Nadie sabe cómo será el futuro laboral en unos años. Procurad que los jóvenes tengan un interior rico, que les ayude a ser flexibles y a gozar de lo que tengan. No que se conviertan en el arquetipo platónico de la cajera de Mercadona. Y en ese sentido, ser músico es una ayuda extraordinaria. Algo que siempre te llena y que no se agota jamás.


Nota de un poco más tarde: no se si he dejado claro que no tengo nada contra las cajeras de Mercadona. Las del que está al lado de mi casa, así como el único cajero, son enormemente amables y competentes. Estoy precisamente en contra de que se las use como sinónimo de un destino horrible. Destinos horribles son los que así consideramos. Y estoy convencido de que una cajera de Mercadona que llegue a casa y se ponga a tocar el oboe, leer un libro, o elucubrar pinturas es más feliz que un oficinista que se lleva el trabajo a casa.

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